NOUVELLES, Salinger
- ¿Qué tal las clases?
- Normal, les puse una canción
-Ah, guay ¿funcionó?
-Pse
-Vaya toalla
Están bien. Algunos bastante bien. Los famosos y conocidos: "Un jour rêvé pour le poisson-banane", "Pour Esmé avec amour abjection". Nada que decir sobre ellos. Pero a mí los que más me han calado son aquellos en los que abundan los diálogos. En los que tienen menos a veces se nota su yo novelista, como en "L'époque bleu de Daumier-Smith". El último tampoco me gusta mucho. Un niño sabiondo de diez años que sabe mucho sobre la vida y la espiritualidad. Dan ganas de apalearlo, así que a lo mejor está conseguido.
Si están bien los cuentos de Salinger es porque son cuentos ni más ni menos. En general cuentan lo que tienen que contar, sugieren cuando tienen que sugerir, no pasa nada, y los diálogos son irónicos pero naturales. No es nada fácil escribir diálogos. Pero a los suyos se les pueden poner pocas pegas. En " Oncle déguinglé au Connecticut", las resonancias de Fitzgerald son claras. Pijas hablando sobre tonterías que se emborrachan:
- Écoute.Pourquoi l'as -tu épousé alors?- dit Mary-Jane
-Oh!, Mon Dieu! Je ne sais pas. Il m'a dit qu'il adorait Jane Austen.
Después de leer estás dos líneas ya sabemos mucho sobre lo que hay que saber o no saber. Lo mismo en "Jolie ma bouche et verts mes yeux", conversación telefónica trivial entre un hombre con pelo gris medio dormido y un borracho. Al final parece que se resuelve todo o no se resuelve nada.
La jeune femme se pencha pour l'aider à la ratrapper avant qu'elle ne brûle quelque chose, mais il lui dit de lui ficher la paix, pour l'amour de Dieux, et elle retira sa main.
