sábado, 29 de enero de 2011

AMERICANOS QUE ESCRIBEN COMO AMERICANOS








-¿Otra vez de noche?

-Sí

- Vaya toalla ¿no?

-Sí, bueno.


Tengo un montón de cómics a mi alcance y nunca los leo. Los superhéroes y todo eso me dan pereza. Como los vampiros y los zombis. Me pasa lo mismo con los animales y las series de gente que se pierde en islas fantásticas.Aunque últimamente me aburro y me engancho a cualquier cosa.


También por llevar la contraria. Pero tenía que estar despierta toda la noche, así que no tuve más remedio. Leo cómics por necesidad. No porque me guste. No, yo no soy tan friki. Al final resulta que me ha encantado. Además se parece a Carver. No voy a decir por qué, es obvio: los dos son americanos. A Adrian Tomine le llaman el Carver del cómic. No es para menos.




De esto saco conclusiones noctámbulas:

1) Tengo que seguir leyendo algo más de este tipo.

2) No tengo que ser tan rehacia.

3) Trabajar de noche tiene sus recompensas

4) ¡Viva la crisis!




miércoles, 5 de enero de 2011

NOVELISTAS QUE NO QUIEREN SER BUENOS



-¿Qué tal?
-Bien.
-¿Qué haces?
-Currar
-Pero si hoy es noche de Reyes
-Ya
-Vaya toalla



Cuando trabajo por las noches me planteo muchas cosas. Por eso pagan más, porque hacerse planteamientos no tiene que ser muy bueno para uno mismo ni para los que te rodean. Me pregunto por ejemplo si la película de los chicos estos es tan desmitificadora como dicen o es solo un ejemplo más de "gafapastismo" intelectual camuflado por un tono irónico políticamente correcto que no escapa de la gran masa posmoderna.



Pero lo que más me preocupa de todo es: ¿Será otro peñazo más? El que sea una joya cinematográfica en cuanto a estilo o giros espectaculares de la cámara y el uso de subtítulos en detrimento de la voz en off, (¡anda! casi como en el cine mudo) a mí no me quita el sueño, al ser yo una espectadora media carente prácticamente de conocimientos técnicos sobre el arte cinematográfico.

Ojo, no nos confundamos, que no estoy ciega ni sorda, pero desde mi humilde puesto, me preocupa más que lo intelectual lo envuelva todo demasiado. Vamos, que me da miedo ver otro peñazo más con el que conciliar el sueño como me pasa con películas como El señor de los anillos o la muy de culto Cabeza Borradora. No me sonrojo. Cuando un libro me aburre o me desquicia también dejo de leer, diga lo que se diga a mi alrededor.

Todo esto viene a que últimamente el arte tiene que ser, o bien seriote y hacernos pensar (más no por favor) y reflexionar sobre temas, o bien un sinfín de moderneces que pretenden convertirlo en algo nuevo. Lo de la reflexión y lo de la reinvención de nuevas formas me parece muy bien (sobre todo en tiempos de crisis), pero necesito películas y libros que no me den pereza. Que hablen de cosas que me interesen y que sean amenos, y no me refiero a que solo se hagan comedias. Que se creen cosas potables por el bien de la humanidad, porque el agua potable de buena calidad te hace vivir. El veneno mata.

Y esta reflexión nocturna de currante me lleva así porque sí a hablar de algunas de las novelas que escriben los ingleses. A estos sí que parece importarles que lo que escriben sea divertido, ameno, y que además esté bien escrito. Pongo como ejemplo a Nick Hornby, David Lodge y Jonathan Coe. Los tres novelistas. Los tres con libros con personajes inolvidables que coinciden en más de una cosa. Los tres con el mismo estilo de descripción poética teñida de ironía (Quizás más en David Lodge). Los tres con diálogos divertidos y bien construidos (quizás no tanto como los de los Americanos que en esto de los diálogos van por delante, véase Carver, Salinger, Dorothy Parker, Paul Auster, Mad Men, Los Soprano, The Wire etc. etc.) Parece que como en Estados Unidos, los Ingleses también crean escuela, y lo hacen bien. Y si además le gusta a la gente y venden mucho mejor.

Difícil olvidarse de las aventuras y los errores del divertido Persse (Small World (1984)) en lo que David Lodge llama las nuevas peregrinaciones del siglo XX, refiriéndose así a las conferencias literarias e intelectuales del mundo académico universitario. Igual que nos quedamos con el torpe e introspectivo Benjamin Trotter (The Rotter's Club (2001), The Closed circle (2005)) de Coe. Y por supuesto el divertido Cómo ser buenos al que se le podrían hacer algunas críticas, pero que sin embargo nos deja con un buen sabor de boca. Sobre todo gracias a la divertida tesis que Hornby recoge acerca de la humanidad y la bondad -y que yo comparto- en un mundo en el que cada vez más se lleva el progre semipijo pseudoperrofláutico sociata cuya bondad, se creen ellos y algunos otros ingenuos, pasa por ayudar al mundo colgando estúpidos mensajes contra los malos tratos y la pobreza en el mundo en los muros de las redes sociales. Qué coñazo la gente que va de buena.

En los libros de estos novelistas ingleses, bien escritos, técnica depurada, no maniqueísmos, los personajes no son ni buenos ni malos, son humanos, y esto las hace divertidas, amenas y perdurables en la memoria y el tiempo.







sábado, 2 de octubre de 2010

CUANDO CHÉJOV SE FUE DE AFTER

-¿Estás en Amiens?

-No, Madrid

-¿Qué tal?

- Bien, crisis

- Vaya toalla

Los Afters nunca fueron buenos del todo. Bares de última hora, chillones y excesivos en los que uno puede llegar a olvidarse de que ha entrado en ellos, o lo que es peor salir escaldado. La palabra After da repelús, suena a gente trasnochada que intenta llevarse a la cama a una de las furcias de la pista. Y sí, se la llevan a la cama. Pero lo que pasa en esa cama es otro cantar. Mejor se toman un vaso de agua y se van a dormir, como hacía el difunto Chéjov.

LLamar a la literatura after o generación nocilla da como grima. Claro que todo el mundo sabe que las etiquetas la mayoría de las veces, y para bien de la humanidad no quieren decir nada. Esto era lo que pensaba yo antes de leer la antología Narrativas Mutantes. Así me entero de lo que es la narrativa española de última generación, y además es un regalo.


La literatura de este libro parece ser tan difícil que en el prólogo te proporcionan una serie de instrucciones para que lo entiendas. Yo, ingenuamente, me lo leo al final, como hago cuando compro algún aparato electrónico. Los aparatos electrónicos si no los utilizas bien se estropean o te dan chispazos. Es lo que debe de pasar también con la postliteratura, de ahí que insistan tanto en fusionar lo tecnológico con lo literario, eso lo explica todo. También eso explica por qué la mayoría de los cuentos, narraciones y diversos fragmentos (porque hay que ver lo que mola el fragmentarismo), son un peñazo. Estúpida, léete las instrucciones antes y menos mal que no vienen en chino. Cuando algo es un peñazo, me da igual que sea el Ulises (Me quedo con el artista adolescente y los Dublineses) o esto, dejo de leer automáticamente. Forzarse es tontería. Es como apuntar al niño a fútbol cuando nos ha salido pianista.

Los relatos estos son tan after, novedosos- innovadores-fusionadores-experimentadores-avanzados-tecnológicos, que me aburren así que tengo que saltarme algunos. He dicho la mayoría, no todos. Porque los hay que se salvan (no por innovadores, sino por legibles.Parece que hoy en día si escribes cosas legibles no eres profundo ni válido).

Y cada vez que dejo de leer me saltan preguntas a la cabeza que me quitan el sueño:

-¿Innovación? No merece la pena repetir el tópico de que hoy en día ser innovador en el modo en que lo entiende esta gente (incorporando artículos de prensa, publicidad, numeritos y demás parafernalia) es más ridículo que arriesgado.

-¿Novedad? Volvemos a lo mismo…

-¿La incorporación de la cultura de masas y subcultura blablablá y de la ciencia y la tecnología? Sí, es muy importante meter palabras como iphone, o televisor, o frases (otra vez el repelús) como “Atréve a pensar un nanosegundo” o lecciones sobre cómo incorporar la palabra vagina al futurismo (mejor leerse a Ray Bradbury).

-¿Generación que habla del tiempo actual? En primer lugar lo de generación joven es bastante relativo, pero es que además hablan de Blues, de la República, de Fofó y de cosas que cuesta mucho ver como actuales y posmodernas. Claro que está lo vintage, el collage y las referencias al cómic y al cine. No lo sé, hay cosas ahí, que tienen tres adjetivos por palabra y que son infumables.

Hay algunas otras que están bien en el libro, bastante bien escritas, un poco diferentes, (no innovadoras) a lo que pueden ser otras voces narrativas. Y eso se agradece. Pero después a mitad del texto aparece otra vez la obsesión por lo de parecer diferentes y universales. ¿Y cómo lo hacen? Poniendo nombres ingleses a los personajes, ambientando las narraciones en norteamérica. Vale que todo sea universal, vale que los universos sean fictios y creados por el autor. Pero si haces esto puede que pierdas credibilidad y gracia. Y sobre todo, denota falta de seguridad y autoestima. O amplitud de ventas.

No creo que exista, por poner un ejemplo ningún relato de Carver en el que el protagonista sea un Palentino llamado Pepe que se pasea el por el desierto de Almería; porque Carver no ha crecido con ningún Pepe y es muy probable que no conozca el desierto de Almería (como buen americano malo en geografía). En París era una fiesta, Hemingway, aficionado a hablar de otras culturas, nos pone siempre de manifiesto que está en París, sí, pero es un americano en París.

Da la impresión de que no sólo quieran copiar las técnicas a veces soporíferas de la Generación Quemada americana, sino también sus propias vivencias.
Está bien y de hecho, es bastante recomendable si gusta (no por obligación), leer a los cuentistas americanos, ver las series, el cine, pero sin olvidar lo que somos, españolitos de España. No hay de qué avergonzarse. No hay por qué seguir escribiendo como lo hacen los narradores españoles, podemos mirar a nuestros vecinos americanos (tener modelos literarios no es sólo vintage y posmoderno es de sabios de los de toda la vida), pero sabiendo que somos españoles de España o humanos del mundo, o X e Y que están en una habitación de una casa de una calle de la que desconocemos nombre, número y año.


Los textos evolucionan sí, se adaptan a su tiempo, pero no de manera artificiosa y excesiva. Los formatos cambian. Pero al difunto Chéjov lo seguimos leyendo aunque se vaya pronto a la cama con un vaso de agua. Se lo perdonamos, porque no nos hace vomitar alcohol en una esquina a la puerta de un After (las veces que no llegamos a la cama y que ni siquiera ligamos).

Lo que digo yo lo resume el escritor americano Michael Chabon (Reading and writing along the borderlands):

Intelligent people must keep a certain distance from its productions. They must handle the things that entertain them with gloves of irony and postmodern tongs. Entertainment, in short, means junk, and too much junk is bad for you- bad for your heart, your arteries, your mind, your soul. But maybe theses intelligent and serious people, my faithful straw men, are wrong.”

Y esto traducido al español de españa:

-Lo que leemos debe gustarnos

-El artificio y la experimentación excesiva producen efectos de After

-La gente seria y profunda debería darse cuenta de que la literatura ha de ser ante todo un gran entretenimiento, (parece obvio, pero algunos no lo pillan)

- Cosas nuestras, de españolitos de España, de hombres, de mujeres , X, Y, Z pero que nos digan algo de nosotros, de todos.

-Lo de siempre (lo Neo dicen por ahí, poco importa), pero con lo que somos ahora y siempre.


lunes, 14 de junio de 2010


- De vuelta por Amiens
-Vaya toalla
-No por mucho tiempo
- Vaya toalla anyway





DIJO QUE SE CAGABA EN LA MAR SERENA


LA FELICIDAD JA JA






EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA


"Desde su mesa, en un café de las Galerías Boza, Manolo veía a Marta que se acercaba sonriente. «Marta la fea. Inteligente. Debería quererla. No.»




«Hay dos tipos de mujeres», pensó: «las que uno ama, y las Martas. Las que lo comprenden todo».

"Vuelve amor sentir amor amar sentir.Antes. Como antes. Luchar por amar y no culos."


P.D Qué bueno es el Bryce con los títulos.





martes, 23 de marzo de 2010


NOUVELLES, Salinger



- ¿Qué tal las clases?
- Normal, les puse una canción
-Ah, guay ¿funcionó?
-Pse
-Vaya toalla




Están bien. Algunos bastante bien. Los famosos y conocidos: "Un jour rêvé pour le poisson-banane", "Pour Esmé avec amour abjection". Nada que decir sobre ellos. Pero a mí los que más me han calado son aquellos en los que abundan los diálogos. En los que tienen menos a veces se nota su yo novelista, como en "L'époque bleu de Daumier-Smith". El último tampoco me gusta mucho. Un niño sabiondo de diez años que sabe mucho sobre la vida y la espiritualidad. Dan ganas de apalearlo, así que a lo mejor está conseguido.



Si están bien los cuentos de Salinger es porque son cuentos ni más ni menos. En general cuentan lo que tienen que contar, sugieren cuando tienen que sugerir, no pasa nada, y los diálogos son irónicos pero naturales. No es nada fácil escribir diálogos. Pero a los suyos se les pueden poner pocas pegas. En " Oncle déguinglé au Connecticut", las resonancias de Fitzgerald son claras. Pijas hablando sobre tonterías que se emborrachan:



- Écoute.Pourquoi l'as -tu épousé alors?- dit Mary-Jane
-Oh!, Mon Dieu! Je ne sais pas. Il m'a dit qu'il adorait Jane Austen.


Después de leer estás dos líneas ya sabemos mucho sobre lo que hay que saber o no saber. Lo mismo en "Jolie ma bouche et verts mes yeux", conversación telefónica trivial entre un hombre con pelo gris medio dormido y un borracho. Al final parece que se resuelve todo o no se resuelve nada.

La jeune femme se pencha pour l'aider à la ratrapper avant qu'elle ne brûle quelque chose, mais il lui dit de lui ficher la paix, pour l'amour de Dieux, et elle retira sa main.







viernes, 19 de marzo de 2010

Sí, Thomas Bernhard


- ¿Dónde estás?
- En la Picardía
- ¿y qué haces?
- Leo a thomas bernhard
-Vaya toalla
-Ya


He dicho voy a empezar a leer libros de otras latitudes, he dejado unos relatos de norteamericanos y he encontrado un PDF, de uno de Thomas Bernhard, entre el PDF, las parrafadas sin puntos ni respiros, sí, la vida es un coñazo, nos alegramos de que hayas encontrado a la Persa, sí, hay un coñazo hay que odiar el mundo y a la gente, eso cuando lo decía Rousseau en sus dos tochos de Confesiones (además en las confesiones se habla de libros que hay que leer con una sola mano, y de una tía a la que le falta un pezón), pues tenía su gracia, ahora, entrados ya los años 70, pues no sé, lo he dejado hacia la página veinte y algo; A lo mejor me estoy perdiendo algo importante,mejor y fascinante y un estilo original e irónico, mejor, a lo mejor no es el mejor sitio ni el mejor momento para leer mejor a Bernhard, da igual, deprimición.


"Durante años, todos mis esfuerzos por volver a salir de ese estado habían fracasado. Me despertaba y despertaba en medio de un completo hastío vital. Si había iniciado algo por la mañana, había sido sólo el mecanismo siempre igual de la incapacidad vital y del vital hastío, y no había podido pensar ya en ningún trabajo, ni el más pequeño, lo que sólo empeoraba, de día en día, mi deprimición. En lugar de poder trabajar, me sentaba durante días, durante semanas,durante meses ante mis escritos, sin poder hacer lo más mínimo con ellos. Me despertaba y me daba miedo esos escritos, y daba vueltas por la casa, primero daba vueltas por arriba, luego daba vueltas por abajo, y me entregaba a actividades cada vez más totalmente inútiles, que nada más me apartaban demi verdadero trabajo"